Los desafíos abiertos por las transformaciones estructurales y contextuales del siglo XXI han enfrentado a los países, al sector productivo y público y la academia a grandes retos. El impacto de las nuevas tecnologías resulta clave en el diseño de estrategias y gestión de negocios y asuntos públicos a la vez que han transversalizado y facilitado las modalidades de vinculación, no sólo entre los sectores anteriormente mencionados sino también entre los usuarios de productos y servicios.
En este escenario la innovación se plantea como un factor clave para avanzar en la senda del desarrollo, resultando aún de mayor escala en países cuya vinculación entre conocimientos y tecnologías puede ser dinamizada. La experiencia de la innovación abierta en empresas y su vinculación con sectores académicos se constituye como una de las claves para alcanzar las metas de crecimiento y desarrollo, dinamizando un sistema que facilite la interacción vía flujo del conocimiento y la vinculación.
En términos específicos, la innovación abierta (IA) estimula la capacidad innovadora, acelera la transferencia de conocimiento e intensifica la capacidad de colaboración endógena y exógena de las empresas, fortaleciendo así la capacidad competitiva reflejada en el rendimiento, la productividad, la rentabilidad y la participación en el mercado.
La IA es una estrategia que permite incorporar conocimiento, experiencias o tecnologías al interior de las empresas o instituciones. Esta contribuye a mejorar los productos y procesos, las actividades organizacionales, comerciales, etc. La IA integra la inteligencia colectiva en la búsqueda del conocimiento externo con clientes, proveedores, intermediarios, centros de investigación, instituciones educativas y competidores para potenciar la capacidad innovadora y competitiva de las empresas y las economías.