El riego localizado consiste en la aplicación del agua a una parte del suelo en una zona próxima a raíz de la planta, utilizando bajos caudales de agua a una baja presión, mediante un número variable de puntos de emisión (emisores).
La primera fase del estudio para un óptimo uso eficiente del agua corresponde con el diseño agronómico donde se parte de una estimación de las necesidades de agua de la planta en función del lugar geográfico en el que nos encontremos y de la época del año y a partir de estas necesidades ir calculando cómo aplicamos el agua y en qué dosis y tiempos para alcanzar una máxima uniformidad y eficiencia del agua que utilicemos.